La organización recientemente desarticulada por la Sección de Delincuencia Organizada del Automóvil de la Guardia Civil contaba con tecnología punta para alcanzar sus objetivos
El diseño es similar al de una ‘Game Boy’, pero se trata de una videoconsola comprada a través de una plataforma de origen chino… y modificada para albergar en su interior un ‘arma’ especialmente diseñada para sustraer vehículos en España. Es una de las herramientas de tecnología punta intervenida recientemente por la Guardia Civil a una organización criminal con un elevadísimo nivel de sofisticación para cometer sus robos. Tal era su nivel de preparación y contra vigilancia que podría parecer que tuvieran instrucción militar.
Se trata de cinco individuos de origen ruso, rumano y español que centraban sus esfuerzos en robar coches híbridos de fabricación asiática. Los guardias civiles de la Sección de Delincuencia Organizada del Automóvil de la Unidad Central Operativa (UCO) arrancaron sus pesquisas hace más de un año, siguiendo los pasos de estos ‘boinas verdes’ de la sustracción de vehículos que operaba en España.
El objetivo de los ladrones no sólo era hacerse con su botín, sino lograrlo sin generar ningún desperfecto en el vehículo y, después, venderlo sin dejar ningún rastro. Y para ello empleaban tecnología punta, diseñada específicamente para las marcas y modelos que tenían marcados como prioritarios. Esta falsa videoconsola es la «joya de la investigación»; una herramienta que aún se encuentra bajo análisis y que jugaba un papel determinante en la acción de los delincuentes, indican fuentes de la Guardia Civil a Vozpópuli.
De la videoconsola, en realidad, no queda más que la carcasa. Los miembros de la organización la habían manipulado para introducir un sistema con el que acceder a las ‘entrañas’ los coches y trasladarlos a un lugar estratégico en el que manipular su número de bastidor, sus credenciales tecnológicas y darle salida en el mercado negro.
El ‘modus operandi’
Uno de los ‘boinas verdes’ del robo de vehículos ejercía el papel de rastreador, localizando los coches correspondientes a las marcas y modelos previamente determinados. Toda su tecnología y especialización se centraba en un catálogo muy concreto del sector. Pero eran implacables y rápidos; excesivamente rápidos.
Les bastaban unos segundos para alcanzar su objetivo. Durante días seguían el coche que querían robar. En algunos casos, incluso, colocaban un geolocalizador para tenerlo siempre en el radar. Una vez que el vehículo se quedaba estacionado en un lugar relativamente tranquilo, los ladrones entraban en acción con su tecnología, en la que esta videoconsola manipulada era protagonista.
Contaban con dos métodos para acceder al vehículo. El primero pasaba por inhibir la frecuencia, impidiendo que el conductor cerrase el coche con el mando a distancia de su llave. Esto conllevaba un riesgo mayor, ya que la potencial víctima podía advertir que el coche no se había cerrado correctamente, frustrando así el intento de robo.
La segunda metodología pasaba por copiar la frecuencia del mando a distancia en el mismo instante en que el conductor apretaba el botón. Una vez captada, no les resultaba difícil reproducirla con su terminal y abrir las puertas del coche.
El ladrón se colaba en el coche cuando su propietario desaparecía de su vista. Con la videoconsola y gracias a un conector OBD accedían a la centralita del coche, su corazón, y manipulaban el sistema electrónico para arrancarlo. La operación no les llevaba más que unos segundos.
El siguiente paso era trasladar el coche hasta otro punto alejado de la vía pública y dejarlo enfriar; o lo que es lo mismo, asegurarse de que el vehículo no contaba con un sistema de seguridad por geolocalización. A continuación lo llevaban a un taller de Alcalá de Henares, donde manipulaban todas las señas identificativas -incluidas las matrículas- para finalmente vender los vehículos. Los investigadores han detectado algunos de estos coches en Lituania o Hungría, entre otros.
La investigación de la Guardia Civil
La Guardia Civil intervino más de cien llaves ‘vírgenes’ en los registros, que estos ‘boinas verdes’ del robo de vehículos empleaban para sustituir las llaves originales de los coches. Además, se ha aprehendido numeroso material tecnológico, con maquinaria que alcanza un valor en el mercado negro por valor de decenas de miles de euros.
Una estrategia y una vocación que rozaba lo militar -tal era su capacidad de contravigilancia para evitar que les siguieran el rastro- dedicada exclusivamente al robo de vehículos híbridos en España. Y entre todas las herramientas intervenidas destaca esta videoconsola manipulada, la «joya de la investigación»; un terminal que fácilmente podría pasar inadvertida en los registros, pero que constituía una de las armas principales para robar los coches sin dejar huella.